Compte-rendu de la rencontre des libertaires cubains au IVe Observatoire critique en mars 2010
Debates por la libertad
Quizá no estemos aquí mañana si los burócratas nos logran aplastar como a moscas. Pudieran con todas sus torpezas acabar por hundirnos en el “cieno burgués”. Pero ahora sólo cuentan esos ojos brillosos de una joven antropóloga italiana que acababa de participar en las jornadas de protesta en La Cubre del Clima y ahora está con nosotros en esta batalla. Cambiaría la vida misma por haber escuchado a esa ingeniera termonuclear cubana que vimos defender la adopción de formas cooperativas socialistas como proyecto de nueva sociedad. Entonces un líder del cooperativismo en Cuba: Pedro Campos, con las manos sobre la cabeza, diría: “¡Los pájaros tirándole a la escopeta!” Confieso que fue lindo ver cómo se estrujaba la cara de estupor un anarquista francés que asistía al evento. ¡Insólito!
Incluso, reían dos ecologistas del Japón. Nipones, además, que recién habían hecho su exposición con el auxilio de un traductor para hacerse entender mejor. ¿Entendían algo ellos, acaso? Este fue el IV Observatorio Crítico realizado en San José de Las Lajas. Uno cada dos años y fuera de la capital.
Cuando una reportera de IPS nos preguntó por la Cátedra Haydee Santamaría –-gestora del evento-- apenas pude decirle: ¡Están locos!
Como soy fundador de esa Cátedra, y hablo de hermanos míos, acoté la frase: “Os digo que está(n) loco(s), / [son] de confiar”. [Recordaba así a Roque Dalton, poeta salvadoreño que fuera asesinado por sus propios compañeros de la guerrilla (FMLN), --después de torturarlo con encono-- y que hoy pasean como héroes de la izquierda por las calles de San Salvador.] Encuentro en defensa de la esperanza. Voces de a pié que van fundando un mito-poema. Una poesía que anticipa el futuro. Declaro haber disfrutado así este evento: como un poema de amor.
Definiría la Cátedra con un poema: “Buscándome líos” –-como lo tituló Dalton--. (Entiéndase: Un chico que decide hacer la revolución siendo aún menor de edad.) Pero ha valido la pena. Escuchamos a dos jóvenes historiadoras de Santiago de Cuba autodefinirse como izquierda radical dentro del espectro político de aquella región.
Significa esto que el debate que ha planteado la Cátedra en la última década ha ido ganando espacio. Un joven filólogo de Santa Clara embistió contra la colonialidad del lenguaje en Cuba, para así hacerme recordar esas fieras “croniquillas” de Tato Quiñones en defensa de aquellos que se encuentran en el fondo del caldero. Nunca antes vi deconstruir todo un imaginario regional, con tanta elocuencia y exactitud, como aquella bayamesa lo haría en dicho evento. Confieso que todo aquello que intuíamos que acaecía más allá de Ciudad de La Habana lo vimos confirmado en este Observatorio Crítico. Mientras tanto, se deshacía el mito de la desinformación en cada intervención de aquéllos “fuera del juego”. Estábamos allí para aprender. Podrán aplastarnos mañana. Pero… ¿Quién podrá restar esta libertad vivida y ejercida entre compas?
Quién les dice ahora a estos compas que el Observatorio Crítico no es suyo, que nomás le agradecemos su “visita”, que sus propias luchas no han sido nuestras luchas de siempre. ¡Porque a mí nadie me convence hoy de que “pensar lo políticamente correcto” es sólo un dilema francés! Conocer que los derechos sobre la imagen del Che se hallan “registrados” a favor de Berlusconi, desde hace décadas en Italia, no me resulta un “asunto” sólo de italianos. Un francés –-menos diestro en el idioma español-- mortificaba a otro francés: Porque no quería ni perderse las migajas del debate. Parecía estar en un comité de huelga en Francia.
Cuando un italiano hablaba de sus experiencias de trabajo cooperativo en Argentina, por azar, me puse a recordar una confesión de Roberto Fernández Retamar, en 1987, acerca de las razones que ofreció su hermano antes de participar en la Guerra de Angola. Entonces le habían preguntado al otro Retamar: ¿Por qué va usted a la guerra? Y éste dijo: “Porque no pude ser soldado de Bolívar”. Pensaba en Marcelo Arbit entonces, en Soberanía y Liberación, en mis complicidades con ellos. Pensaba en la rabia que me produjo el saber del asesinato de obreros agrícolas en Andalucía a manos de policías corruptos. Sucede que el mundo se ha convertido en una aldea global. (Esto no significa que practiquemos lo más deleznable de tal condición --como nos alertaba José Martí en su ensayo: “Nuestra América”--. Exigiría pues hacer con “los condenados de la tierra” causa común.)
Debemos de dotar nuestra cultura cívica de estas prácticas solidarias, dadas en cadenas que recorran el mundo de los oprimidos fuera de la tutela de los Estados. ¿Cómo pudo suceder este encuentro entre compas de lugares diferentes dentro de un país fracturado o ante una izquierda estatizada? Pensamos que se necesita algo más que Foros Sociales Mundiales.
Desde Cuba: “¡Primer territorio libre de América!”, --como se decía en los míticos años 60s-- este montón de locos sugieren otra manera de hacer la revolución social frente a formas políticas disolutas que expresan una “humanidad” hecha a imagen y semejanza del fatídico siglo XX. [El poeta Octavio Paz decía: “Este siglo tuvo pocas ideas / todas fijas, todas homicidas”.] Pensemos en echar adelante una lucha por la libertad. Libertad de amar al prójimo. Libertad de hacer emprendimientos desde las virtudes. Libertad para ser considerados no como mercancías, sino como personas libres y plenas. Libertad para echarnos sobre el césped, ociosamente, mientras las nubes dibujan figuras en el cielo. Libertad, en fin, para construir otros mundos.
Aquella bella e inteligente joven italiana me dice: “Ustedes acá, sabios en tantas disciplinas y saberes que prestigian las academias, sin embargo, ¡actúan con tanta humildad ante la multitud! Parecieran como si estuvieran ya todos enterados de la inutilidad de aquellos saberes expertos. Ustedes logran advertir lo que las epistemologías doctas no alcanzan a registrar”. Quizá como aquel Engels que dialogaba entre obreros empleando una decena de idiomas al hablar, pueden estos jóvenes discutir a profundidad sobre temas diversos sin dificultad.
Entonces, ante ellos, los políticos se han convertido en seres patéticos. Éstos que ayer se reunían en parques de la ciudad, porque nadie aceptaba sus herejías, hoy son como el alcohol que encharca a la alfombra de pueblo que cubre al país. Sobre los restos que dejó el ancien regime (ese modelo de sociedad que cerró su ciclo histórico en Cuba entre 1959/2001), hoy emerge otra izquierda entre cubanos. Así como los liberales en la vieja Europa se enfrentaron al ancie regime con la bandera de sociedad hecha de la suma mecánica de mucho individuos unos frente a otros, ahora estos jóvenes sueñan una sociedad a escala humana: más del barrio… más amiga.
Vivimos en libertad, una vez más. ¿Explica esto el estupor de un francés? Tal vez. Pudimos ser heréticos, además. Imaginen que esto se repite en Estados Unidos. ¿Otros Bob Dylan, otros Malcom X, otros hippies…? Sobre todo, ahora cuando el sistema pierde capacidad para reducir las autonomías sociales del pueblo de Lincoln. Apoyadas, además, por esa fortísima tradición comunitaria que parece dormir. [Una idea-fuerza podría hacer despertar este gigante ahora mismo: la ecología.] ¿Imaginan lo mismo en España? (Después de todo, ambas ex metrópolis siguen siendo el Norte para las élites indecentes en América Latina.) Parece como si la historia se mordiera la cola a sí misma. Franquismo, transición a la democracia, Unión Europea… Y de nuevo la España-cola del tren. “Despertad gente tierna, / que esta tierra está enferma…”, decía el poeta.
Definitivamente, nuestro pueblo es libertario por tradición y necesidad. La nación cubana surgió y siguió luchando por su liberación contra tres imperios: español, yanqui y soviético. Después de cinco siglos la ideología ácrata se abrió espacio entre su pueblo. El poder sólo atiende estas posturas libertarias como una cuestión de disciplina social que encarga a la policía. Sucede que hoy la realidad es otra en Cuba. “Ellos hace como que nos pagan un salario y nosotros les hacemos creer que trabajamos” –-dice una voz popular en toda la Isla--. ¡Una farsa! El modelo estatista cubano ha dejado ciertas “válvulas de escape” abiertas para reducir la presión a la caldera: éxodos masivos, mercado negro, etcétera. Así como un perro echa afuera las pulgas, este pueblo se sacude hoy aquel Estado-policial que lleva encima. Tal como la falsa sensación de creciente prosperidad (posfranquista) pudo confundir a los españoles, o así como la condición imperial de Estados Unidos ha facilitado ocultar los conflictos internos que afectaban a esa sociedad, resulta hoy difícil advertir la marcha silenciosa de estos pueblos hacia la libertad. Pero ellos están en camino a esta hora. Y así, Cuba va.
Ramón García Guerra
Santa Fe, Ciudad de La Habana,
Cuba: 30 de marzo de 2010.